¡Ni pandemia ni epidemia!

Si nos juntamos para derrotar al Covid-19, juntémonos para derrotar al DENGUE. ¡Descacharremos ya!

¡Cuando termines de regar, asegúrate de vaciar la regadera, y guardala bajo techo
¡Cuando termines de regar, asegúrate de vaciar la regadera, y guardala bajo techo.
¡Que tu regadera no sea un criadero del mosquito Aedes aegypti
Una vez que el agua escurrió de la maceta, vacía el plato bajo-maceta, y así evitas que se crie el mosquito Aedes aegypti. 
Que ésta cuarentena nos sirva también para protegernos del  dengue.
Una vez que el agua escurrió de la maceta, vacía el plato bajo-maceta, y así evitas que se críe el mosquito Aedes aegypti
Si quedó alguna botella en el fondo de tu casa y se llenó con agua de lluvia, vacíala y destrúyela. Esa botella es un criadero perfecto para el mosquito Aedes aegypti.
Si quedó alguna botella en el fondo de tu casa y se llenó con agua de lluvia, vacíala y destrúyela. Esa botella es un criadero perfecto para el mosquito Aedes aegypti.
Si pusiste un gajo en agua para que saque raíz, asegúrate de cambiar el agua día por medio, así evitas que se críe el mosquito Aedes aegypti.
Si pusiste un gajo en agua para que saque raíz, asegúrate de cambiar el agua día por medio, así evitas que se críe el mosquito Aedes aegypti.

Que ésta cuarentena nos sirva también para protegernos del  Dengue.

Desde el aire todos los mosquitos parecen iguales, pero no lo son

El brote epidémico de dengue se desarrolla casi silenciosamente detrás del ruido provocado por el Covid19. Y aunque no lo escuchemos, allí está. Desde el centro de la Argentina hacia el norte, casi todas las provincias registran un número de casos y muertos que superan los más altos registros ocurridos en años anteriores.

Bajo la actual situación de aislamiento social son numerosos los gobiernos municipales que se preguntan cómo hacer frente a la crisis de los mosquitos sumado al coronavirus, la escasez de personal, equipamiento e insumos. En más de un caso, los gobiernos municipales vieron una solución en la aplicación aérea de insecticida, sustentada en la vasta experiencia que en Argentina existe sobre el uso de aviones para la aplicación de biocidas en el ámbito agrícola. El argumento parece simple: con la aplicación de insecticida con un avión, el aplicador no corre riesgo de infección por coronavirus, el trabajo se hace rápido, se cubre una amplia superficie y sustentado en algún documento de OPS de dudosa interpretación, parece que además, se matan mosquitos. Como siempre, la realidad es un poco más compleja y hay que hacer un esfuerzo para separar la paja del trigo.

Cuando una autoridad municipal quiera resolver el “tema mosquitos” debe tener claridad sobre la existencia de dos situaciones diferentes. Una es la relacionada con la epidemia de dengue, y la otra, relacionada con la aparición explosiva de gran cantidad de mosquitos. Las dos situaciones están causadas por especies diferentes de mosquitos. Una especie es capaz de transmitir el virus dengue, la otra no. La principal especie (aunque no la única) que apareció en los últimos días en muchas áreas de la pampa húmeda es un mosquito de inundación (Aedes albifasciatus), muy agresivo y por lo tanto muy molesto. Pone sus huevos en áreas húmedas en los bordes o las costas de espejos de agua temporarios, que al inundarse luego de las lluvias originan muchos miles de mosquitos. Esta especie es muy molesta pero de baja relevancia sanitaria.

El otro caso es el conocido Aedes aegypti. Cuando, como en el presente caso, existe circulación del virus dengue, la recomendación internacional es la de matar mosquitos adultos alrededor de las personas infectadas para impedir que los mosquitos se infecten y puedan seguir dispersando el virus en la vecindad. El método recomendado para matar mosquitos adultos (en vuelo) es usar insecticida químico aplicado, desde una camioneta o a través de un operario con mochila de fumigación, como termoniebla o niebla fría en un tipo de aplicación que se llama ULV, para lo cual se solicita a los moradores que abran toda la casa, incluido los armarios y roperos. La técnica produce micro-gotas que quedan suspendidas en el aire por algún tiempo y matan por contacto a los mosquitos en vuelo.

Este método interrumpe la transmisión del virus por pocos días, hasta que los mosquitos de áreas no tratadas ingresen a la zona tratada y/o las larvas que estaban desarrollándose den origen a nuevos mosquitos adultos, potencialmente transmisores del virus dengue si se alimentan de personas infectadas. La solución estable es siempre la misma, hay que eliminar criaderos, o sea descacharrar.

Más allá de las consecuencias ecotoxicológicas de las fumigaciones aéreas (cuestiones no menores que trataremos en otro documento, como la pérdida de insectos polinizadores y el daño que se ocasiona a la apicultura), la gente puede preguntarse: ¿por qué no usar aviones que apliquen insecticida para matar mosquitos de forma rápida, en una gran superficie e impedir que los aplicadores corran riesgo de infección por coronavirus?

Las aplicaciones aéreas de insecticidas químicos conllevan riesgo toxicológico para personas y ambiente y son por lo menos controvertidas para el control de Aedes aegypti. En Argentina no existen estudios sobre su eficacia, existiendo pocos en el mundo. Las opiniones expertas indican que la eficacia de la aplicación aérea es baja comparada con la aplicación terrestre ULV (40% vs70-90%), debido a la deriva de las gotas del insecticida y a que es casi nula su acción sobre mosquitos que existan en el interior de las viviendas. Por lo que sabemos no existen en Argentina aviones que cumplan los requerimientos de la OMS acerca de las boquillas que se necesitan para lograr el tamaño de gota requerido para el volteo de mosquitos adultos, el caudal específico que generan las máquinas, deriva del insecticida, certificación y capacitación de pilotos para aplicaciones en salud pública.

El escenario para el mosquito de inundación Aedes albifasciatus es diferente, pues podría considerase una aplicación aérea sobre sitios de cría, fuera de las ciudades, con el uso de larvicidas biológicos (por ejemplo Bti) para impedir una excepcionalmente elevada cantidad de mosquitos adultos imponiendo una situación insostenible a la población. Bajo estas circunstancias, las autoridades deben asumir la responsabilidad de las consecuencias ambientales especialmente si deciden usar larvicidas químicos, sobre la biodiversidad de los lugares a ser tratados.

La afinidad de AEDES AEGYPTI con ciertas plantas

Raúl E. Campos

Vivir rodeado de naturaleza es un placer para quienes lo pueden hacer, abrir la ventana y ver un jardín rebosante de plantas con flores visitadas por mariposas, es una de las satisfacciones de la que no deberíamos privarnos. Un espacio verde, también es una invitación para los pájaros, que con sus cantos nos deleitan cada mañana. Cada jardín por más pequeño que sea, nos brinda un espacio que nos permite desconectarnos de las pantallas, que en los últimos tiempos han ido invadiendo nuestras vidas. El exceso de urbanismo en ciertas ciudades nos ha llevado a que nuestro propio espacio natural, sea tan solo un pequeño balcón, si lo adornamos con plantas.

Fig.1. Bromelias

Pero debemos estar atentos porque a veces la naturaleza nos juega una mala pasada. Algunas plantas han desarrollado estructuras que les permiten retener agua durante las lluvias, o cuando las regamos. Ese agua le brinda a la planta cierto frescor, pero también invita a algunos insectos a depositar sus huevos, para que en esos minúsculos “charcos” se críen las larvas que en un tiempo no muy prolongado, se van a convertir en adultos voladores, al menos así ocurre con el conocido y tan temido, Aedes aegypti, el transmisor del dengue, Zika y chicungunya.

Existe una gran variedad de plantas que acumulan agua, algunas entre sus hojas y otras en sus tallos, entre ellas podemos encontrar a las Bromelias, Oreja de elefante, Filodendon (= Phylodendrum), y muchas cañas cuyos tallos son huecos, también en los árboles se forman huecos cuando se tornan viejos y se rompen sus ramas. Es suficiente con poner la palabra FITOTELMATA en un buscador (google por ejemplo) y podrás identificar fácilmente el aspecto de esas plantas, para saber si en tu casa tenés alguna de ellas.

Fig. 2. “Oreja de elefante”

Si en “tu espacio verde” tenés alguna de esas plantas debes tener precaución y un cuidado especial con ellas. Lo más importante es evitar que quede agua acumulada entre sus hojas luego de las lluvias o del riego. Para ello, podes agregar arena o aserrín de madera, para que no quede espacio para el agua. De ese modo evitas tener un criadero de Aedes aegypti en tu casa, y podés seguir disfrutando de la naturaleza sin correr riesgo. Pero tenés que tener la perseverancia de revisar al menos una vez por semana cada planta, porque muchas veces la arena o el aserrín se escurren y van dejando espacio para el agua. Y si hay agua, el Aedes aegypti inmediatamente va a ir a poner sus huevos. Por eso, con esas plantas debes estar atento/a, y en cuanto ves un poco de agua volver a rellenar con arena o aserrín. Así, todas las mañanas, podés abrir la ventana y ver un jardín con plantas rebosantes de flores y sin mosquitos.

El jardín del fondo… el rincón del olvido

Reflexiones Ambientales Urbanas (45)

Aunque no todos tienen la fortuna de vivir en casas con espacios abiertos, quien la tiene sabe de qué se trata, y quien no, sospecha sus bondades con la esperanza de vivenciarlas algún día. Un espacio verde propio equivale a una vida más saludable, da lugar a momentos de recreación y de distensión. Nos permite quedarnos en casa sin sensación de encierro. Nos permite compartir. Plantas y animales, a los que vemos crecer cada día, conforman nuestro entorno cotidiano e íntimo. Es verdad, nos reconforta, tal vez no podemos definir cómo, pero nos hace bien.

Uno de estos espacios es comúnmente un jardín en el frente, usualmente pequeño, cuyo cuidado y dedicación no nos demanda más tiempo que el conjunto del resto de la casa. Para él buscamos prolijidad y estética; es la bienvenida a nuestras casas, nos representa. Queremos que se vea bien, bello, colorido, acogedor. Su contraparte trasera, de existir, no corre la misma suerte. Los jardines del fondo frecuentemente se convierten en el desván de la casa. Allí reposan objetos olvidados o temporalmente en desuso, o pueden ser la morada final de aquello de lo que no sabemos cómo deshacernos. Algunas de esas cosas son relativamente pequeñas y movibles, como tachitos, latas, botellas, baldes, macetas, o partes de otras estructuras mayores (por ejemplo, partes de juguetes, de autos, etc.) a los que rotulamos como “objetos que ya no sirven”. Estos últimos deberían ser los más fáciles de descartar cuando nos piden eliminar potenciales criaderos de mosquitos en domicilios, tal como lo solicitan las campañas y/o programas de prevención del dengue para el control de su vector: el mosquito Aedes aegypti. Ellos constituyen los peligrosos “cacharros” a los que refieren en los medios. ¿Por qué es importante eliminar recipientes que no sirvan o evitar que aquellos en desuso queden expuestos a la acumulación accidental de agua? Porque en pocos días todo ellos pueden convertirse en hábitats para el desarrollo de esta especie: las hembras oviponen sobre las paredes internas de los recipientes disponibles. Al acumularse agua, esos huevos eclosionan y nacen las larvas, que luego de un lapso corto se transforman en pupas, de las que en breve emergen los adultos.

A los jardines los asociamos con verde, con jardinería, con naturaleza, y no tenemos en cuenta otros objetos que no les son propios y que accidental o voluntariamente puedan albergar. Los jardines necesitan ser cuidados regularmente, y eso incluye el control de todo aquello que encontramos allí, incluso instrumentos que empleamos para su mantenimiento. En verano debemos dedicarles más tiempo y con mayor frecuencia (dado que el ciclo de vida de los mosquitos se acorta mucho, y en alrededor de una semana pueden emerger mosquitos adultos).

Muchos dispositivos móviles son muy bien reconocidos por nosotros: los porta-macetas y sus platitos o bases, los recipientes a modo de regadera, los baldes; pero también deberían ser considerados de especial cuidado los que albergan plantas enraizando en líquido, los floreros, los depósitos de agua de lluvia, entre otros.. Por diversos motivos –porque estuvimos muy ocupados, porque el tiempo climático lo impidió, etc.- estos elementos cotidianamente en uso pueden ser abandonados temporalmente, y así convertirse en criaderos de Aedes aegypti y de otros mosquitos.

En los fondos de los terrenos también es usual encontrar piletas de distintas dimensiones, que suelen quedar desatendidas con la llegada de los días fríos. El mismo destino tienen, a veces, fuentes ornamentales y bebederos de animales domésticos o de pájaros silvestres. La inspección de todos los sitios mencionados debería estar incorporada a nuestra recorrida frecuente por estos sectores.

A todas las situaciones descriptas aquí se suma que tanto la vegetación muy exuberante como un césped muy crecido pueden servir de refugio a los mosquitos adultos, por lo que forman parte del cuidado responsable esperado para nuestro jardín.

Ninguna de las situaciones planteadas debería privarnos de gozar de un jardín en casa. Pero necesitamos reconsiderar estos espacios, recuperar su sentido placentero y seguro en cuanto a que se mantenga en condiciones saludables para todos, además de su belleza y confortabilidad.

El tiempo que le dediquemos al cuidado de nuestros jardines es la mejor inversión para la salud, hoy y siempre.

Nora E. Burroni
Lab. de Estudio de la Biología de Insectos, CICyTTP-CONICET- Entre Ríos.
Laura Peresan
Grupo de Epistemología, Historia y Didáctica de las Ciencias Naturales.
Raquel M. Gleiser
Ecología de Artrópodos CREAN-IMBIV, CONICET-UNC – Córdoba

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