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Aedes aegypti, la estrategia de repartir los huevos entre distintas canastas

Reflexiones Ambientales Urbanas (38)

Las hembras del mosquito común (Culex pipiens) suele posarse sobre la superficie del agua y poner la totalidad de sus huevos (100 – 150) pegados entre sí, formando una estructura que flota sobre el agua (balsa). Una hembra de Aedes aegypti suele poner un número muy variable de huevos (dependiendo de los trabajos, entre una decena y algo más de una centena), colocados de forma individual sobre las paredes de los recipientes y por encima del nivel de agua. El gráfico refleja el comportamiento de puesta de huevos de Aedes aegypti en 23 sensores (de un total de 30 ovitrampas) que resultaron positivos en una semana de estudio. (Ver Reflexión 28 La Experiencia de Oro Verde – Entre Ríos). Como se trata de una experiencia en campo es imposible saber cuántas hembras aportaron huevos en cada ovitrampa. El patrón es similar al que se ve en muchos trabajos. Más de la mitad de los sensores (12) resultaron con muy pocos huevos respecto a muy pocas ovitrampas que presentaron muchos huevos. Esta observación es compatible con un mecanismo adaptativo (una estrategia reproductiva) donde la hembra reparte su descendencia en distintos recipientes que podrían no ser muy “seguros” para la especie. Desde el punto de vista de un mosquito que vive en ambientes urbanos, su adaptación a usar recipientes domésticos y repartir los huevos implica un riesgo a sufrir procesos catastróficos (de origen natural o artificial). Por ejemplo, si algunos recipientes quedarán al sol, el efecto de la temperatura provocará huevos cocidos o duros. Si el recipiente es dado vuelta y los huevos quedaran pegados en las paredes, por falta de agua esa cohorte no podrá eclosionar hasta una mejor oportunidad.

Si los huevos llegaran a eclosionar y todo el contenido es arrojado al suelo seco, las larvas perecerán. Si pasan desapercibidos para los humanos su éxito sería rotundo. Si los habitantes de las viviendas realizaran mínimas medidas de prevención puede ocurrir que una pequeña proporción de la descendencia sobreviva en otro recipiente que no se tuvo en cuenta. Este razonamiento vale también para los lugares donde no tienen efecto los métodos químicos de control. Los criaderos que llegan a ser exitosos para la especie (ya usados) quedarán marcados con olor a larva (hormonas o señales químicas) y atraerán a otras hembras para que aprovechen esos lugares “más seguros”. De esa forma se puede explicar las dificultades mencionadas en otras reflexiones para hallar todos los criaderos presentes en una vivienda (O8. Un hogar para mis mosquitos o de cómo criaba mosquitos en casa sin saberlo, 03 Lugares de cría poco comunes de Aedes aegypti). Las ovitrampas son muy sensibles para detectar la presencia de Aedes aegypti en la manzana (27 Tecnología de punta – en un sensor de presencia de Aedes aegypti) y es por ello que la eliminación total de los criaderos se puede “validar con la experiencia de lo comprobado y ya no sobre la abstracción” http://www.eldiario.com.ar/diario/interes-general/153428-la-uner-investiga-el-aedesaegypti- para-prevenir-sobre-datos-constatados.htm

Las acciones de eliminación de criaderos constituyen un excelente control de natalidad sobre las poblaciones de Aedes aegypti, sin embargo la detección temprana de la presencia de actividad (mediante estos sensores) puede favorecer la acción preventiva y solidaria entre vecinos para buscar los criaderos más difíciles y de esa manera llegar a convivir en Manzanas Saludables. El uso de los sensores implica haber adquirido conocimientos básicos sobre el vector y además asumir una responsabilidad ambiental de forma tal que la herramienta no se transforme en otro criadero más.

Trabajo responsable: esta herramienta de monitoreo no debe quedar expuesta más de una semana cada vez, para evitar que se convierta en otro criadero. Cuando no se utilice más, debe ser lavada con cepillo y agua hirviendo, guardada bajo techo y boca abajo para que no pueda acumular agua, o bien descartada.

Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos EGE – IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET

Elena Beatriz Oscherov
Vicepresidenta de la Asociación Parasitológica Argentina (Ex Profesora Titular de Biología de los Artrópodos y Biología de los Parásitos), FaCENA, UNNE Corrientes.

Raquel M. Gleiser
Ecología de Artrópodos CREAN-IMBIV, CONICET-UNC – Córdoba.

Nora Burroni
Grupo de Estudio de Mosquitos, EGE – IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET.

Hernán G Solari
Dinámica de sistemas complejos Física-FCEN-UBA e IFIBA-CONICET

Edgardo R. Marcos
Veterinaria en Salud Pública, Facultad de Ciencias Veterinarias, UBA.

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Aedes aegypti, el dengue, los mensajes desacertados y las falsas alarmas

Reflexiones Ambientales Urbanas (37)

Aedes aegypti volvió a ingresar a la argentina a mediados de la década de los ´80 y en menos de una década ya se encontraba en la mayoría de los barrios del oeste y sur de Buenos Aires. En el verano de 1997 se produjo un pequeño brote en Orán, Salta. Al año siguiente, se inició otro brote mucho más significativo. Ocurrió a lo largo de la ruta 34, con epicentro en Tartagal (Salta), desde Salvador Mazza (Salta) hasta Tucumán. Fue tan importante que el Ministerio de Salud de la Nación emitió el primer comunicado de prensa sobre dengue en la historia Argentina y en octubre de 1998 se lanzó el primer spot televisivo con intenciones de transmitir las medidas de prevención. El texto fue supervisado por biólogos de las universidades de Córdoba y Buenos Aires, estaba perfecto. Pero un diseñador gráfico, quizás con buenas intenciones, modificó el inicio del spot donde puso cinco palabras “dengue” que se movían como alas de un insecto. Luego de ello una enumeración de los síntomas de la enfermedad y las medidas más adecuadas de prevención. Quienes salimos al campo para relevar el estado de situación en las viviendas percibimos que la población estaba muy asustada: había interpretado que en ese entonces la palabra rara (dengue) era un mosquito que podía matar con sus picaduras. Al año siguiente, como no había muerto nadie, se pudo percibir una interpretación social de que se había tratado de una “falsa alarma generada por la política del gobierno de ese entonces”, “el mosquito dengue no mata”. Incluso se nos dificultó lograr explicar a los profesionales de la comunicación que había que separar los conceptos relacionados con el mosquito de la enfermedad (el dengue no es un mosquito). Los problemas conceptuales continuaron ocurrieron incluyendo a las máximas autoridades de salud de gobiernos siguientes. Continuó con una epidemia más generalizada iniciada tardíamente en 2009, eran tiempos de sequía, con epicentros en Charata (Chaco), la ciudad de Catamarca (rodeada por un desierto) y Buenos Aires en medio del humo producido por la quema de pastizales (para esa época) en las islas del sur Entrerriano. Para ese entonces, el efecto mediático de la epidemia ayudó a diferenciar al mosquito de la enfermedad. Pero todavía seguían los falsos conceptos sobre los lugares de cría (charcos, zanjas, lagunas, etc.) y el falso concepto sobre las fumigaciones como medidas preventivas. El tercer aviso, se dio a fines del 2015 con el inicio de una nueva epidemia, cargada ahora en marzo del 2016 con un coctel de tres virus distintos. El mensaje es algo más claro, ya se puede hablar de Aedes aegypti, aunque los medios de comunicación siguen confundiendo a la sociedad con las fumigaciones. Entonces la población lo exige y los funcionarios pretenden calmar los reclamos y conceden sus pedidos. Sin embargo deberían darse cuenta que frente un agravamiento de la situación epidemiológica los mensajes confusos pueden jugar en contra de su imagen. El esfuerzo debería apuntar a generar condiciones de hospitales seguros, escuelas seguras (con entornos libres de criaderos), resolver los basurales a cielo abierto o cementerios de chatarra en proximidades de población. Sumado al nerviosismo, se inventan audios con mensajes caóticos transmitidos por celulares donde mienten una situación de desborde en un hospital, generan alarma extrema del que solo beneficia al comercio de productos repelentes. Habrá que evaluar si el efecto de las falsas alarmas en realidad provoca efectos inesperados que desvían la atención contra las verdaderas medidas de prevención: eliminar y evitar la formación de criaderos en las viviendas de las manzanas de las zonas urbanas. ¿Tendremos que esperar nuevas epidemias de mayor impacto para darnos cuenta que los de problemas ambientales que afectan a nuestra salud solo se resuelven con un verdadero ordenamiento ambiental?

Nora Burroni y Nicolás Schweigmann
Proyecto “Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Grupo de Estudio de Mosquitos, EGE – IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET.

Elena Beatriz Oscherov
Vicepresidenta de la Asociación Parasitológica Argentina (Ex Profesora Titular de Biología de los Artrópodos y Biología de los Parásitos), FaCENA, UNNE Corrientes.

Leonardo Horacio Walantus
Proyecto “Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Mosquitos de Interés Sanitario” Centro de Investigaciones Entomológicas Parque Tecnológico Misiones.

Gustavo C. Rossi
Centro de Estudios de Parásitos y Vectores, CCT La Plata-CONICET-UNLP.

Edgardo R. Marcos
Veterinaria en Salud Pública, Facultad de Ciencias Veterinarias, UBA.

Raquel M. Gleiser
Ecología de Artrópodos CREAN-IMBIV, CONICET-UNC – Córdoba

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Dengue: una oportunidad para pensar en la salud de manera integral

Reflexiones Ambientales Urbanas (36)

Una vez más la epidemia de dengue nos pone en alerta, nos sacude de nuestra calma en la que la salud no forma parte de nuestra agenda cotidiana. Y nos preguntamos quién tiene la responsabilidad, y quién debería hacerse cargo ante esta epidemia. En lo personal, creo que para respondernos esas preguntas debemos hacer un trabajo un poco más profundo. Toda crisis representa una oportunidad, dice la sabiduría oriental (que ya bien podríamos ir adoptando en occidente). En lo inmediato, qué mejor oportunidad que aprovechar la epidemia para indagar, analizar y reflexionar sobre nuestra relación con el ambiente. Considero que es una excelente oportunidad para que desde las escuelas, los hospitales, las universidades, los clubes, repensemos nuestro vínculo con el ambiente cercano y no tan cercano. Que nos veamos interpelados a analizar las consecuencias directas e indirectas del ambiente sobre nuestra salud. Por qué no aprovechar esta crisis, para empezar a reconocer que es nuestra relación con el ambiente la que nos propicia la salud, o bien la que nos enferma.

Los nuevos escenarios epidemiológicos originados por las migraciones, la globalización económica, entre otros, desafían las prácticas tradicionales del modelo médico hegemónico y han dado lugar a enfoques alternativos que abordan las problemáticas de salud de manera integral. Como bióloga, egresada de una Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, me mantuve reacia a incorporar las dimensiones políticas y sociales a los procesos de transmisión de enfermedades. No obstante, con el tiempo empiezo a notar que no hay salud posible si no se contempla al humano en su complejidad (hábitos, costumbres, cosmovisión, etc.). En el caso del dengue, los abordajes integrales lograron controlar la transmisión de la enfermedad en áreas donde el virus circula de manera endémica. Este año, un estudio de México revela que la limpieza de las escuelas fue capaz de reducir la cantidad de nuevos casos de dengue, sugiriendo que los sitios con alta concentración de personas por un tiempo relativamente prolongado (como las escuelas) deberían ser uno de los principales sitios a mantener libres de mosquitos para controlar la propagación del virus. Por lo tanto, las evidencias sugieren que podemos volvernos protagonistas de la solución mediante nuestro compromiso como ciudadanos activos, lo que representa una solución sostenible a largo plazo.

Invito a la tarea de abordar las problemáticas de salud desde un enfoque integral, en el que se contemplen los aspectos biológicos y médicos con la misma relevancia que los aspectos socioculturales y político-económicos, y donde los saberes académicos dialoguen con los tradicionales. Claro que es una tarea incómoda, que va en contra del modelo médico hegemónico vigente, y se contrapone con intereses económicos y políticos. No es una tarea sencilla porque el diálogo entre disciplinas y saberes nos lleva a reflexionar acerca de nuestras prácticas cotidianas, nos cuestiona, nos hace repensar las prácticas de investigación y las maneras de abordar una problemática, todas acciones que no son bien vistas en la sociedad de la modernidad y la inmediatez. Asimismo, convoco a observar cuál es el valor agregado delos enfoques integrales de la salud que fomentan la participación comunitaria respecto a las prácticas del modelo médico hegemónico. En lo personal, considero que uno de los principales valores de la participación comunitaria es desafiarnos como ciudadanos a tomar un rol activo en la construcción de nuestra salud y bienestar. La participación comunitaria nos posiciona en un lugar de responsabilidad respecto de nuestros actos y, principalmente, nos hace tomar conciencia de nuestra relación con el medio ambiente y cómo esta repercute sobre nuestra salud, la de nuestra familia, hasta sobre nuestros ingresos económicos y nuestra calidad de vida en general.

Considero que, solo en la medida en que desarrollemos una plena conciencia acerca de la relación entre el ambiente y nuestra salud, vamos a poder construir una ciudadanía que entienda qué exigencias le caben al Estado, y qué responsabilidades nos caben a nosotros en nuestra vida cotidiana para mejorar nuestras condiciones de vida. Apuesto a que solo tras muchas pruebas y errores, vamos a reconocernos como los hacedores de nuestro bienestar, de nuestra salud, y eso nos va a hacer conocedores de nuestros derechos y también nuestros deberes. Y seguramente, en el mediano y largo plazo, nos dará la posibilidad de ejercer una ciudadanía responsable en torno a la salud y al ambiente, los cuales están inevitablemente unidos (aunque por momentos la vida urbana y la modernidad nos lo hagan perder de vista), para poder empezar a decidir qué modelo de salud y de medicina queremos.

Paula Medone
Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CONICET- UNLP).

Referencia
Hernández-Suárez, C. M., & Mendoza-Cano, O. (2016). Empirical evidence of the effect of school gathering on the dynamics of dengue epidemics. Global health action, 9.

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Después de la venta de sapos, casas para murciélagos, ahora plantines de Crottalaria ¿Todo sirve contra el Aedes aegypti?

Reflexiones Ambientales Urbanas (35)

En los últimos días hemos estado repitiendo viejos errores ya cometidos en otras oportunidades, donde se inunda el mercado de información sin consistencia académica y rápidamente se inician canales de circulación de estrategias para atacar el dengue que no aportan más que pérdida de tiempo y recursos, con el riesgo de generar problemas ecológicos no deseados. En este caso se trata de la propuesta de ofrecer plantines y semillas de Crottalaria para atraer libélulas, que se alimentarían de huevos y larvas de Aedes aegypti. Obviamente la falta de conocimiento y asesoramiento entomológico es la causa: (suponiendo que no hay otros intereses ocultos).

El argumento en contra de esta opción puede resumirse contundentemente así:

  • Estos organismos (Aedes aegypti y las libélulas) en sus estados larvarios, no crían en el mismo sitio y como adultos voladores rara vez comparten los mismos espacios.
  • Las libélulas o alguaciles son insectos que pertenecen a un orden muy antiguo (Odonata) y poseen un ciclo vital complejo, con estados larvarios debida relativamente larga (de unos meses a 4 o 5 años), y estados adultos voladores. Se han adaptado a diversos ambientes, en estadios larvarios se las puede encontrar en charcas, lagunas, arroyos, ríos y en algunas especies en agua acumulada en plantas (notablemente las bromeliáceas) o en huecos en los árboles.
  • Larvas y adultos de libélulas son depredadores. Las larvas se alimentan de otros invertebrados acuáticos con los que comparten criadero. No es esperable y mucho menos frecuente encontrar larvas de libélulas en espacios con cantidades mínimas de agua en ambientes urbanos donde crían larvas deAedes aegypti. Mientras que los adultos depredan insectos de cuerpo blando como ser moscas, mosquitos, mariposas, otras libélulas. Si bien es posible observar adultos volando dentro de la ciudad, no están en la cantidad suficiente ni en los mismos ambientes como para controlar de manera efectiva a las poblaciones del mosquito transmisor del dengue.

Asociar a las libélulas a Crottalaria no tienen ningún tipo de fundamente científico. No existe en la bibliografía antecedentes que permita afirmar con certeza que una planta modificaría los hábitos y adaptaciones del insecto, induciéndolo a poner huevos y compartir criaderos con el mosquito domiciliario Aedes aegypti. Si bien estos insectos son muy voraces y claves en ecosistemas acuáticos por su papel de agentes naturales de control de diversas poblaciones de mosquitos de importancia sanitaria, no es justificado invertir en estrategias de “atracción” para utilizarlos como solución para el problema del mosquito transmisor del dengue.

Un grupo de investigadores del instituto agronómico de Campinas, Brasil publicaron en 2015 un trabajo científico sobre la relación entre Crottalaria y el mosquito que se puede consultar on-line para mayor información sobre el tema (“Aedes aegypti: controle pela crotalaria nao tem comprovação científica” por Wutke, E B.; Ambrosano, EJ.; Calegari, A.; WildnerAdP.; Miranda M A C. Documentos IAC, Campinas, Nº 114, 2015).

La introducción de especies exóticas, ajenas al ecosistema (como plantas, insectos, murciélagos, etc.) conlleva a daños colaterales al equilibrio del ecosistema imposible de medir con exactitud de antemano. Eliminar criaderos de Aedes aegypti es la estrategia más efectiva. No son necesarias soluciones mágicas, la unión de la conciencia colectiva, la acción y las políticas preventivas son la respuesta al problema actual del aumento desmedido de casos de dengue en la población.

Camila Rippel
Becaria doctoral de CONICET.


Leonardo Horacio Walantus
Centro de Investigaciones Entomológicas Proyecto “Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Mosquitos de Interés Sanitario” Convenio EBY-UnaM.

Gustavo Rossi
Centro de Estudios de Parásitos y Vectores. CCT La Plata-CONICET-UNLP.

Corina Berón
Inst. de Inv. en Biodiversidad y Biotecnología. INBIOTEC – CONICET – Mar del Plata.

Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos. EGE-IEGEBA,FCEyN-UBA CONICET.

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Vectores de enfermedades: un problema y una oportunidad educativa

Reflexiones Ambientales Urbanas (34)

Nota de Diciembre de 2015

No es una novedad que la escuela como ámbito de la educación formal tenga la capacidad de llegar a grandes porciones de la sociedad, desde la acción multiplicadora de los estudiantes. Cuando se plantean propósitos, objetivos y conceptos que se deben construir para la prevención de enfermedades transmitidas por vectores, nos damos cuenta que pueden adecuarse a los contenidos de los diseños curriculares del Ciclo Básico y Orientado del nivel medio de la Jurisdicción Misiones, en el área de Ciencias Naturales, con capacidad de desarrollarse durante todo el año, propiciando la oportunidad de abordar contenidos conceptuales y procedimentales.

Algunos ejemplos de contenidos conceptuales incluye: biología de invertebrados, ecología, epidemiologia, Promoción de la Salud y la Educación Ambiental. Entre los contenidos Procedimentales se pueden destacar diseño y elaboración de investigaciones de aspectos sociales y biológicos, trabajos entomológicos demostrativos, planteo de hipótesis, sistematización y análisis de datos, como así también el desarrollo de habilidades y actitudes que permitan a los estudiantes aprender a comunicar los conocimientos científicos, adquirir lenguaje técnico-científico, comprometerse con la detección de problemas locales y proyectar posibles soluciones, mediante estrategias innovadoras interdisciplinarias capaz de ser integrada con las áreas de Ciencias Sociales, Matemáticas, Estadísticas, Educación para la Salud, y talleres artísticos, que involucre el reconocimiento del entorno del sujeto potenciando el aprendizaje significativo.

Como parte de nuestra experiencia, desde el equipo de educación del Instituto de Vigilancia y Control de Vectores de la ciudad de Posadas fuimos acercándonos a las instituciones educativas, con la propuesta de llevar al aula el tema de las enfermedades vectoriales, principalmente dengue y leishmaniasis visceral que son las más importantes en nuestra ciudad, trabajados en la modalidad de charlas expositivas dialogadas y talleres con observaciones de materiales biológicos.

A partir de estas y otras actividades, hemos percibido que el contacto con elementos ópticos y con materiales biológicos y audiovisuales interactivos, generaba un mayor interés por la temática por parte de los alumnos, docentes y directivos, haciendo las charlas más dinámicas y participativas y generando un momento para relacionar lo observado con su entorno, en sus hogares y barrios. En estos momentos era muy común que los alumnos, especialmente en la secundaria, nos refirieran a charlas en las que habían participado anteriormente, que estaban centradas en la cuestión médica de la enfermedad, y que les resultaban muy tediosas.

Desde estas experiencias iniciales y al observar las buenas repercusiones, nos propusimos trabajar la problemática en el aula con un abordaje más amplio e incentivando la participación comunitaria en la promoción de la salud. Se buscó no sólo trabajar los aspectos biológicos, sino también los aspectos ambientales, sociales y culturales, con la estrategia de formar grupos de estudiantes que puedan desarrollar intervenciones en su comunidad. Sin embargo, para lograr concretar esta tarea, era necesaria una participación protagónica de los educadores. Si bien los docentes mostraron buena predisposición, a la vez manifestaron la sobrecarga de actividades extracurriculares en la institución, falta de capacitación, sueldos bajos y la situación de trabajar en varias escuelas, además de los reiterados paros que deben realizar para reclamar sus derechos laborales. Entonces nos encontramos con una situación contradictoria entre la buena voluntad de muchos docentes y la falta de recursos: tiempo y capacitación.

Entonces necesitábamos estimular positivamente a los docentes y que su esfuerzo tenga algún tipo de compensación. Es así que apelamos a nuestra capacidad de gestión interinstitucional, generando un convenio tripartito entre el Municipio, el Ministerio de Educación y el Consejo General de Educación; luego diseñamos proyectos de capacitación docente con puntaje para su evaluación. Después de varios meses y a raíz de la constante insistencia, los proyectos fueron avalados por el organismo. Sin embargo, para contar con la presencia de los docentes en los talleres era necesario lograr una resolución del Consejo para el no cómputo de las inasistencias de los educadores, lo que implicaba otro trámite extendido y permanente seguimiento. Cabe destacar que lo de la insistencia no es una cuestión menor en las instituciones del estado.

La convocatoria se realizó abiertamente por los medios de comunicación y a través de la red inter-organizacional que se conformó entre el municipio y las instituciones educativas. También se realizaron reuniones en los establecimientos y se enviaron invitaciones formales.

El equipo municipal capacitador estaba conformado por docentes, médicos, biólogos, veterinarios y antropólogos. En el diagnóstico se indagaron sobre las estrategias de enseñanzas que implementaban con respecto al dengue y la leishmaniasis, lo que resultó preponderante es que todos los docentes que abordaban el tema alguna vez lo hacían desde el análisis de folletería, o indagación en internet, sin tener herramientas para filtrar la información.

En los encuentros se trabajaron las diferentes aristas de las problemáticas de las enfermedades vectoriales, con objetivos de ampliar la visión de los educadores, incluyendo conceptos de ambiente, salud, tenencia responsable de mascota y sus determinantes sociales. https://mosquitosargentina.wordpress.com/ mosquitosargentina@gmail.com

Los cursos eran gratuitos y de modalidad semi-presencial, se realizaban talleres cada15 días, en el periodo de abril a noviembre, y cada uno incluía trabajos domiciliarios que contaban con el apoyo bibliográfico en la página web del instituto.

Los equipos docentes disponían de un tutor, y para la acreditación debían diseñar y ejecutar un proyecto educativo junto a sus alumnos para abordar algunas de las problemáticas en su comunidad; se ha logrado concretar decenas de producciones como obras de teatro, títeres, folletos, murales, salidas de campo, trabajos con ovitrampas, grupos de trabajo para realizar capacitaciones a otras aulas, entre otras. Estas experiencias fueron presentadas en las jornadas institucionales y de ferias de ciencias, algunos han competido y recibido reconocimientos locales, provinciales, nacionales e internacionales, promoviendo la continuidad de los proyectos desde cada institución, en algunos casos incorporados en el PEI.

El municipio cumplió el rol de capacitador, asesor técnico y de proveedor de los recursos necesarios para el dictado de los cursos y el desarrollo de todos los proyectos escolares. Para detallar algunos ejemplos, pintura y pinceles para murales, elementos para hacer ovitrampas, teatrillo y telas para títeres, elementos de monitoreo de insectos, etc.

Una anécdota: En uno de los trabajos de la escuela N° 269, del barrio Miguel Lanús, los docentes propusieron que cada alumno debía recorrer su patio y el de algún vecino de confianza acompañado por un adulto para tomar muestras de larvas de mosquitos y debían anotar en una planilla los criaderos efectivos y potenciales que encontraban, lo podían hacer solos o en grupos.

El lunes siguiente del fin de semana propuesto para la actividad, llegaron las quejas de algunos vecinos por que los chicos saltaron los muros de muchas viviendas para inspeccionar los patios y cuando estos preguntaban a los estudiantes, respondían que era un trabajo para la escuela… al respecto los docentes nos decían que fue una “exageración de entusiasmo” que se provocó en los alumnos, ya que no veían con frecuencia tal interés de los chicos por su tarea.

Tejerina Fabricio
Director de Epidemiología y Vigilancia de la Salud (2009-2015). Secretaría de Calidad de Vida. Municipalidad de Posadas. Misiones.
Emilio De Lima
Responsable de Educación y Promoción. Instituto Municipal de Vigilancia y Control de Vectores. Misiones.

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