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Intervenciones ambientales

Reflexiones Ambientales Urbanas (43)

Cuando nuestros hijos desatienden el estudio decidimos intervenir para remediar la situación. Solemos insistir (hasta el cansancio si fuera necesario) para que realice su tarea escolar y estudie. Para deshacerse del fastidio de nuestra insistencia, el niño se pondrá a estudiar en una modificación de conducta por condicionamiento negativo, es decir, donde el cambio de conducta busca remover o restar un estímulo adverso. Sin embargo es posible que no ocurra tal cual lo planeamos. Nosotros solo modificamos el ambiente introduciendo la molestia, es la parte que garantizamos, pero la respuesta debe surgir del niño.

Las intervenciones en el ambiente natural suelen seguir los mismos patrones culturales y de esa manera se obtienen resultados equivalentes a las intervenciones en el ambiente familiar.

Pensamos por ejemplo que si alteramos el ambiente utilizando productos químicos, el mosquito no tendrá otra forma de evitar nuestra acción que desaparecer del lugar. Pero tal acción iría contra su propio designio de reproducirse y dar continuidad a su carga genética, su mandato natural. Al modificar el ambiente lograremos avanzar con nuestro designio en el corto plazo, pero a más largo plazo, lo más probable es que el mosquito descifre la formas de evadir nuestra acción y continúe con su designio permanente de vivir y reproducirse en un tan favorable para él , como lo es el ambiente próximo al ser humano . Tal como los padres suelen creer que están haciendo estudiar a los hijos, nos permitimos creer que estamos alejando a los mosquitos. La realidad es otra, solo estamos posibilitando nuevas conductas que finalmente, y con alta probabilidad, se sumarán al deterioro familiar o del ambiente urbano.

Pareciera que todas las intervenciones ambientales se guían por el mismo pensamiento mágico: que el sujeto de nuestra intervención ha de actuar como nosotros lo planeamos.

¿Pero acaso las intervenciones ambientales no se planean en el laboratorio? Efectivamente se planean en el laboratorio, es decir en un ambiente distinto al de aplicación. Si volvemos al ejemplo de la familia, es como si la intervención se planeara en un instituto en el cual el tutor o encargado está permanentemente dedicado a monitorear al niño y a establecer las correcciones del caso (comer a tal hora, acostarse y levantarse a determinada hora, etc). Esa situación no ocurre en ningún hogar, los padres trabajan dentro o fuera de la casa, tienen otros hijos y otras tareas que realizar. El ambiente de la casa difiere sustancialmente del ambiente del instituto de investigación en conductas del niño. En el laboratorio se suele trabajar sobre el corto plazo, con todas las variables de relevancia controladas y con poblaciones de laboratorio que están adaptadas a tales condiciones de desarrollo y conservación. Normalmente estas poblaciones de mosquitos de laboratorio no tienen la misma respuesta a los estímulos que las poblaciones nativas ni se les permiten evolucionar de acuerdo a las nuevas condiciones ambientales, por lo tanto no siempre la extrapolación de resultados resulta válida. En concreto, se atribuyen a la especie comportamientos que son propios de la misma en el ambiente laboratorio, o lo que es lo mismo, se desprecia la componente ambiental-adaptativa de la especie.

¿Son entonces todas las intervenciones igualmente riesgosas? Ciertamente no es así, los riesgos están en función de las posibilidades de retrotraer la intervención a las condiciones previas y las características de la especulación teórica que media entre lo realizado en el laboratorio y la situación ambiental.

En próximos comentarios daremos ejemplos históricos de intervenciones ambientales y cómo funcionó en el mediano y largo plazo lo planeado.

Hernán G Solari
Dinámica de sistemas complejos, Física-FCEN-UBA e IFIBA-CONICET.
Leonardo Horacio Walantus
Centro de Investigaciones Entomológicas, Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales Universidad Nacional de Misiones.
Elena Beatriz Oscherov
Vicepresidenta de la Asociación Parasitológica, Argentina (Ex Profesora Titular de Biología de los Artrópodos y Biología de los Parásitos). FaCENA, UNNE Corrientes.
Gustavo C. Rossi
Centro de Estudios de Parásitos y Vectores, CCT La Plata-CONICET-UNLP.
Corina Berón
Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Biotecnología (INBIOTEC) CONICET.
Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos, EGE – IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET.

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La paradoja de los repelentes

Reflexiones Ambientales Urbanas (42)

Nuestros cuerpos emiten señales atractivas que orientan a los mosquitos hacia la fuente de sangre necesaria para la producción de huevos. El calor corporal, el dióxido de carbono (CO2) de la respiración, el ácido láctico de la transpiración constituyen los principales atrayentes. Un buen repelente tópico para mosquitos tiene componentes activos que hacen que el insecto se desoriente o inhiba su ingesta sanguínea. La eficacia de los repelentes dependerá de la especie de mosquito, de la fisiología particular del humano o mascota y de la aplicación adecuada del producto en el lugar y momento apropiado. Si logramos que no nos piquen, las hembras buscarán otras fuentes de sangre cercanas, porque de todas maneras necesitarán de sangre para la producción de sus huevos. Como los repelentes no bloquean el ciclo de ovulación (ciclo gonadotrófico), las hembras buscarán a otras presas más atractivas (sin el repelente). Si nos encontramos en un ambiente silvestre (caminando entre pastizales, pescando, etc.) el repelente podrá ser eficaz ya que las hembras desviarán su atención hacia otros animales o personas desprotegidas para extraerles la sangre necesaria. En este caso nuestra presencia en el lugar es temporaria y el efecto del repelente podría ser efectivo para protegernos. La paradoja (en el sentido de contraria a la opinión común) se produce si todos los habitantes de una manzana se aplicaran repelentes en el lugar donde viven, trabajan o pasan por tiempos prologados en un entorno productor de muchos mosquitos (gran cantidad de criaderos). Las hembras de los mosquitos que necesitan sangre, tendrán que buscarla de todas maneras, o aumentara la exposición de las personas que no se apliquen el producto. En un trabajo científico publicado en 2013 se demuestra que el principio activo de los repelentes más comunes (DEET) es altamente protector cuando las hembras son expuestas en una primera instancia. Pero las hembras suelen acostumbrarse luego de la segunda exposición y el repelente ya no tendría el efecto protector deseado: http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0054438

Que las hembras pierdan sensibilidad (o aumenten su tolerancia) al DEET sugiere un llamado de atención para no considerar que simplemente usando repelente estamos protegidos. El uso de los repelentes no puede ser continuo, debemos usar el sentido común a fin de evitar problemas derivados del exceso de esta práctica (alergias, irritaciones, resistencia, acostumbramiento). Es importante tener en cuenta que es mejor usarlo solo cuando es necesario. Por ejemplo, reflexionar sobre el área donde nos encontramos y la presencia de mosquitos en ese lugar, el estar a la intemperie, la presencia de vegetación y humedad, el hacer actividad física o estar en reposo. Por otro lado es habitual que aparezcan muchas formulaciones de repelentes caseros, hay que extremar los cuidados con los mismos, en especial cuando los aplicamos sobre el cuerpo, más aún en niños, sin conocer la concentración de los principios activos presentes.

Aplicaciones que pueden parecer inocuas podrían acarrear grandes complicaciones a la salud. De tener la posibilidad de hacer extractos que tienen potencial como repelente, conviene pulverizarlos sobre pisos, ventanas antes que ponerlos en la piel. https://espanol.epa.gov/control-de-plagas/use-los-repelentes-deinsectos-de-manera-segura-y-efectiva o https://edis.ifas.ufl.edu/in476 La conclusión de esta reflexión es que los repelentes pueden ser una gran ayuda para situaciones de exposición acotada a la presencia de mosquitos pero no puede ser tomado como una forma de protección prolongada. El mecanismo de protección más efectivo a mediano y largo plazo es el control de las poblaciones de mosquitos, que se consigue a partir de lograr un control efectivo de todos los criaderos presentes en las manzanas.

Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos, EGE – IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET.
Raquel M. Gleiser
Ecología de Artrópodos CREAN-IMBIV, CONICET-UNC – Córdoba.
Hernán G Solari
Dinámica de sistemas complejos, Física-FCEN-UBA e IFIBA-CONICET.
Leonardo Horacio Walantus
Centro de Investigaciones Entomológicas,Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales Universidad Nacional de Misiones.
Elena Beatriz Oscherov
Vicepresidenta de la Asociación Parasitológica, Argentina (Ex Profesora Titular de Biología de los Artrópodos y Biología de los Parásitos). FaCENA, UNNE Corrientes.
Corina Berón
Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Biotecnología (INBIOTEC) CONICET.
Gustavo C. Rossi
Centro de Estudios de Parásitos y Vectores, CCT La Plata-CONICET-UNLP.

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¡A desarmar la Pelopincho!

Reflexiones Ambientales Urbanas (41)

Estamos en semana Santa del 2016. Muchas piletas de lona todavía están armadas pero ya no se usan. Comenzaron las clases y ya no hay tiempo para aprovecharlas. Algunas están casi vacías, otras todavía llenas.

Si los humanos no las usamos serán aprovechadas por varias especies de mosquitos.

Si no se desarman, serán criaderos de mosquitos durante la mayor parte del año, y nos llamará la atención que hasta en invierno sentiremos la molestia de mosquitos en nuestras viviendas. Ya se ha comprobado que estas piletas y las de material sirven como criaderos de mosquitos durante todo el año:

(http://server.ege.fcen.uba.ar/gem/pdf/Fischer%20&%20Schweigmann%202010.pdf ).

Si las dejamos con poca agua, estaremos favoreciendo la colonización del Aedes aegypti. Si se vacían sin guardarlas, acumularán agua de lluvia en pliegues, rincones, o en la base. Esa escasa cantidad de agua es atractiva para que las hembras depositen allí sus huevos. Si se vacían, y se desarman, y quedan semi-plegadas a la intemperie, pueden juntar suficiente agua de lluvia como para formar un excelente criadero de Aedes aegypti u de otras especies de mosquitos. Como Aedes aegypti deposita sus huevos sobre paredes, se corre el riesgo que queden pegados en la parte de la lona cercana donde hay agua. Los huevos pueden resistir toda la temporada invernal y eclosionar en el primer llenado durante la primavera o verano siguiente. Antes de guardar se debe cepillar, enjuagar bien y secar con un material absorbente (papel o trapo seco). Lo recomendable es que se guarde en un lugar seguro, seco y que no pueda acumular agua hasta el periodo estival siguiente.

Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos, EGE – IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET.
Gustavo C. Rossi
Centro de Estudios de Parásitos y Vectores, CCT La Plata-CONICET-UNLP.
Mirta Mierez
Docente Área Parasitologia, Facultad de Medicina- UNNE, Corrientes.
Nora Burroni
Grupo de Estudio de Mosquitos, EGE – IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET.
Corina Beron
Inst. de Inv. en Biodiversidad y Biotecnología.INBIOTEC – CONICET – Mar del Plata.

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La forma más común del dengue

Reflexiones Ambientales Urbanas (40)

¿Por qué continúan las epidemias de dengue a pesar de las acciones de bloqueo? ¿Cuáles son los síntomas más probables de un enfermo de dengue? De la misma manera que la introducción de una persona virémica en un ámbito urbano donde se reproduce el mosquito Aedes aegypti no garantiza que ha de producirse un brote en el lugar, no todo brote o foco epidémico ha de transformarse en epidemia. La dinámica propia de las epidemias es estocástica o azarosa. Esa estocasticidad está dada por imponderables como también por lo que se denomina estocasticidad intrínseca, es decir irreducible e inevitable, propia del fenómeno. Nuestra cultura (incluida la ciencia) está muy poco preparada para pensar en ella. Tendemos entonces a pedir y preguntar por imposibles. Por ejemplo ¿cuáles son los síntomas del dengue? MedlinePlus dependiente de la Biblioteca Nacional de Medicina USA nos ofrece la respuesta que buscamos.

La fiebre del dengue se inicia con una fiebre alta y repentina, a menudo de 40 a 40.5° C (104 a 105° Fahrenheit), de 4 a 7 días después de la infección.

De 2 a 5 días después de que la fiebre comienza, puede aparecer una erupción plana y roja sobre casi todo el cuerpo. Posteriormente en la enfermedad, se presenta una segunda erupción parecida al sarampión. Las personas infectadas pueden experimentar una mayor sensibilidad en la piel y sentir mucha molestia.

Otros síntomas abarcan

  • Fatiga
  • Dolor de cabeza (especialmente detrás de los ojos)
  • Dolores articulares
  • Dolores musculares
  • Náuseas
  • Inflamación de los ganglios linfáticos
  • Vómitos
  • Tos
  • Dolor de garganta
  • Congestión nasal

Pero si esta lista satisface a nuestras necesidades de información y a nuestras expectativas (juicios previos o prejuicios) tiene el problema de ser en buena medida incorrecta (lo “tachado” no es parte del cuadro clínico del dengue). La Organización Panamericana de la Salud se acerca un poco más a la verdad al distinguir entre dengue sin alarma (síndrome febril inespecífico), dengue con signos de alarma (El paciente puede presentar: dolor abdominal intenso y continuo, vómito persistente, acumulación de líquidos, sangrado de mucosas, alteración del estado de conciencia, hepatomegalia y aumento progresivo del hematocrito) y finalmente el dengue grave. Desde el punto de vista de la práctica médica esta clasificación parece tener más sentido, pero desde el punto de vista epidemiológico falta en ella la categoría más probable: dengue asintomático. Un artículo reciente (2015) nos explica la relevancia del dengue asintomático: tres de cada cuatro casos de dengue son de este tipo, se trata de personas que presentan un malestar menor que el producido por el “dengue sin signos de alarma” (o bien ningún malestar) pero que de igual manera reproducen el virus en sus cuerpos y lo transmiten a los mosquitos. Desde una mirada individualista estas personas no están enfermas, desde el punto de vista de la salud pública estas personas son parte de un proceso epidémico. Estos casos no llegan a las estadísticas, como no llegan tampoco muchos casos de dengue sin signos de alarma, que por asemejarse a otras enfermedades (es tan común escuchar “me siento como si me fuera a engripar”) no llegan a la consulta médica y sumado a estos, todas las dificultades e ineficiencias del sistema de notificación. Algunas estimaciones hablan de un caso notificado por cada 10 casos de dengue. Los procedimientos de bloqueo suelen llegar con marcada demora (semanas) reduciendo así la eficiencia de las ya ineficientes fumigaciones, y las tardías descacharrizaciones que ayudan a dispersar a los vectores portadores del dengue contribuyen también con su parte. Las acciones de bloqueo se deben realizar, pero debemos ser conscientes de que solo una grandísima dosis de suerte nos permitiría contener la epidemia con ellas. Solemos detectar la marcha silenciosa de la epidemia cuando una manzana infestada de mosquitos “se prende fuego” tal como lo describen las notas periodísticas ya citadas en Del patio limpio a la manzana saludable pero el dengue llego a estas manzanas circulando silenciosamente por muchas otras previamente. Es por eso que: ¡¡¡ no hay alternativa a la prevención!!!.

Cuando en un problema dominado por la incerteza actuamos como si tuviéramos certeza, el fracaso parece poco menos que inevitable.

Hernán G. Solari
Dinámica de Sistemas Complejos FCENUBA e IFIBA-CONICET.

Tomás Orduna
Director del Servicio de Medicina del Viajero, Hospital Muñiz.

Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos, EGE – IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET.

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Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de criaderos de mosquitos de interés sanitario, en la zona de afectación de la represa de Yacyretá

Reflexiones Ambientales Urbanas (39)

Desde el año 1993 hemos estado trabajando en la investigación sobre mosquitos en la zona de afectación de Yacyretá. Los equipos de investigadores corresponden a la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones, el Centro de Investigaciones Entomológicas radicado en el Parque Tecnológico Misiones, y colaboran como laboratorio de referencia, participando como auditores técnicos, integrantes del CEPAVE, CCT La Plata, Conicet y de la División Entomología del Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata. De la misma manera, en Paraguay el SENEPA (Servicio Nacional de Erradicación del Paludismo), ejecuta las mismas tareas.

Desde un inicio tuvimos como objetivos: conocer la fauna de mosquitos del área, ubicar los criaderos de los mismos para posteriormente caracterizarlos en las zonas de la costa del Río Paraná y los arroyos urbanos, en ambas márgenes del río. Además, determinar qué factores son limitantes para el crecimiento de larvas de mosquitos (por ejemplo especies de peces predadores, insectos y calidad ambiental medidos por pH, conductividad, oxígeno disuelto, entre otros, para cada tipo de criadero).

Como estrategia metodológica se colectan larvas y se procede a la captura de adultos empleando trampas. En el laboratorio los mosquitos son identificados y pasan a formar parte de la colección científica del CIE. A lo largo de estos años las condiciones climáticas fueron extremadamente variables, lo que permitió la observación de las dinámicas poblacionales en una importante variedad de situaciones ambientales. Con todo ello nos hemos dedicado a la caracterización de los escenarios posibles de ser encontrados como criaderos de mosquitos, con énfasis en las especies de importancia sanitaria. Se pudo observar y registrar la dinámica de los criaderos de mosquitos, desde el momento de su aparición como criaderos hasta un grado de sucesión muy avanzado.

Los cambios significativos en las costas del Río Paraná y las desembocaduras de los arroyos urbanos producto de las obras del plan de tratamiento costero han modificado los escenarios, pasando de una situación con importantes criaderos a prácticamente la desaparición de los mismos. Una de las principales variables que favorece esta situación es la pronunciada pendiente en la zona litoral, que sumado a la correntada del Río Paraná impide el desarrollo de vegetación de costa en esta zona (las larvas se encuentran en los puntos con vegetación, siempre que la densidad de la misma no impida que la luz llegue al cuerpo de agua) sin dejar de mencionar la importante presencia de mojarras en toda la zona de costa, lo que constituyen sin duda alguna un aporte importante al control biológico natural de las larvas de mosquitos junto a otros insectos que viven entre la vegetación.

Se han realizado muestreos en estas zonas a fin de validar la hipótesis de la ausencia de criaderos en zonas sin vegetación asociada, confirmando la misma. Actualmente las zonas de conflicto evidenciadas en los primeros años de trabajo han desaparecido. En las desembocaduras de los arroyos urbanos y hacia las nacientes de los mismos, la vegetación flotante y arraigada se ha desarrollado en algunos casos de manera significativa, generalmente debido a los vertidos orgánicos de origen antrópico. Allí es importante el número de organismos controladores que se observan durante los muestreos, en especial una gran entomofauna asociada, donde predominan tricópteros (frigáneas/caddis), ditíscidos (coleópteros/cascarudos acuáticos), fásmidos (bichos palo), belostomátidos (chinches de agua), dípteros (moscas) y odonatos (libélulas), además de un número importante de aves acuáticas, peces y anfibios.

Entre las conclusiones que podemos extraer del trabajo realizado en el proyecto, pueden citarse: -Se ha proporcionado información útil para la toma de decisiones respecto a la vigilancia ecoepidemiológica de la región.

-Se ha trabajado específicamente en la construcción de modelos de predicción de la aparición de criaderos de mosquitos de importancia sanitaria, y este conocimiento se ha volcado al diseño de la planificación de obras de tratamiento costero, en la zona de afectación de la represa.

-Las zonas con tratamiento costero han demostrado ser eficientes a la hora de evitar el arraigo de la vegetación acuática, tanto flotante como arraigada y semi-arraigada, evitando de esta manera la formación de potenciales criaderos de larvas de culícidos.

-Se ha podido construir un modelo basado en una serie de 5 grados sucesionales. Estos reflejan las posibles situaciones que se esperan encontrar en ambientes lóticos y lénticos de la región. Este modelo permite caracterizar el ambiente, determinar su potencial como criadero y predecir la posibilidad de encontrar mosquitos de importancia sanitaria en estos espacios.

-Los cuerpos de agua que denominamos “charcas” presentan un lento proceso de “maduración”, consistente enel poblamiento por diversas especies de plantas, microorganismos, insectos, peces, anfibios, moluscos y otros.

-En la caracterización de los criaderos es determinante precisar el grado de sucesión del cuerpo de agua, el que está correlacionado positivamente con la mayor presencia de especies de mosquitos y el aumento de las densidades poblacionales de estas especies.

-La riqueza a nivel de la biodiversidad establecida es un buen indicador del grado de sucesión alcanzado. Las asociaciones entre las especies de mosquitos y los demás organismos presentes en las comunidades estudiadas constituyen un adecuado marco referencial para la comprensión de la dinámica de los ecosistemas observados.

-Estos escenarios que se plantean pueden aplicarse al reconocimiento de áreas de conflicto sobre otros arroyos o ríos de la provincia, facilitando la detección de criaderos y por ende contribuyendo a la vigilancia epidemiológica de la región.

-Es importante avanzar en el estudio de los controladores naturales de las larvas de culícidos, en particular odonatos, coleópteros, belostomátidos, peces y hongos entomopatógenos, ya que por su presencia y abundancia se perfilan como agentes principales a la hora de realizar el control de las poblaciones de larvas de insectos de importancia sanitaria, en los cuerpos de agua estudiados.

-Hemos iniciado durante los últimos años de trabajo, investigaciones que buscarán determinar las especies de hongos patógenos presentes, así como el potencial de los mismos para el control de los mosquitos.

-Actualmente no se presentan puntos que se pudieran considerar buenos criaderos, fundamentalmente por la ausencia de vegetación o bien por la ausencia de espacios libres entre la vegetación flotante y arraigada, así como por la gran cantidad de controladores naturales, sumada a la escasa presencia de mosquitos adultos.

-En el curso de los arroyos urbanos, las zonas que atraviesan el casco urbano y que no se han entubado, presentan como mayor inconveniente la falta de conciencia de parte de la población respecto al cuidado de estos cursos de agua. Esto se evidencia principalmente al recorrer los cauces y observar los desperdicios que se arrojan en ellos. La toma de conciencia de parte de la población es un reto para el futuro; para ello se deberá continuar trabajando principalmente en acciones de educación ambiental que fortalezcan acuerdos de cuidado y protección de las cuencas hídricas urbanas.

-La calidad del agua de los arroyos se ve muy afectada por aguas residuales urbanas. De hecho la concentración de los contaminantes de origen antrópico y fecal son tan altos que hacen prioritario, desde el punto de vista higiénico-sanitario, el saneamiento de sus cuencas alimentadoras, como así también la depuración de los afluentes de tipo urbanos e industriales.

-Las descargas cloacales provenientes de los barrios llevan estos líquidos al curso de los arroyos y aportan una carga considerable de nutrientes que contribuye con el desarrollo de la vegetación que se observa en el lugar. De esta manera, se da lugar a un proceso de eutrofización de un amplio sector del cuerpo de agua y la proliferación de distintos géneros de mosquitos de importancia sanitaria, principalmente de los géneros Anopheles, Mansonia, Psorophora y Culex. (Obviamente esto no es un problema de la represa, sino de planificación urbana).

-Durante los años de muestreo nunca se han encontrado larvas de Aedes aegypti en las zonas muestreadas. Esto era de esperar, ya que se trata de una especie cuyos criaderos se localizan preferentemente en los patios de las casas.

-El cauce de los arroyos urbanos donde se ha tomado la decisión de conservar y proteger el ambiente natural, debe ser monitoreado de manera constante a fin de evaluar las poblaciones presentes de importancia sanitaria, sus densidades y dinámicas poblacionales. En estos ecosistemas son de suma importancia las interacciones ecológicas que se visualizan a la hora de, por ejemplo, mantener la calidad del agua del cuerpo en cuestión, la estructura de las comunidades y la densidad de las especies presentes, especialmente de las de importancia sanitaria. Por ello deberían apoyarse todas aquellas acciones tendientes a alcanzar cierto grado de equilibrio dinámico en las poblaciones presentes y no fomentar el uso de químicos que puedan alterar este principio de autorregulación del sistema.

-En las zonas con tratamiento costero, (márgenes del Río Paraná sobre la ciudad de Posadas, Costanera y accesos a la ciudad), no se presentan criaderos de mosquitos, ni las condiciones para que los mismos se desarrollen a futuro. Ello representa un logro del plan de manejo, producto del trabajo multidisciplinario de los distintos actores.

Leonardo Horacio Walantus
Centro de Investigaciones Entomológicas, Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales. Universidad Nacional de Misiones.

Gustavo R. Spinelli
División Entomología, Museo de La Plata. Universidad Nacional de La Plata.

Gustavo C. Rossi
Centro de Estudios de Parásitos y Vectores, CCT La Plata-CONICET-UNLP.

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