Aedes aegypti y grandes espacios verdes: ¿¡Fumigar la reserva!?
Reflexiones Ambientales Urbanas (25)
Desde la última epidemia de dengue (2009) en Argentina, hablamos de gran epidemia, no sólo por el número de casos, sino tal vez porque tocó las puertas en la ciudad de Buenos Aires, con 7 casos autóctonos confirmados por el Servicio de Zoonosis del Hospital Francisco J. Muñiz. Desde ese entonces la población ha quedado con una memoria emotiva sobre la presencia latente del virus y la enfermedad (y de la posibilidad ocurrencia de un brote epidémico). Es decir, que ya no era una cosa de libros de historia. Lamentablemente, no ha ocurrido lo mismo con unos de los factores o componentes importantes del problema: el mosquito Aedes aegypti. Tal vez, por la desinformación o el mal uso de la información no quedó en la memoria lo relacionado a los hábitos y a los conocimientos necesarios sobre la biología de esta especie.
Tres años más tarde de ese brote epidémico de dengue, en el partido de Morón, zona oeste del conurbano bonaerense, se inauguró la Reserva Natural Urbana (junio de 2012). Un espacio verde cedido por la Fuerza Aérea de Morón, que actualmente consta de unas 14 hectáreas. El paisaje se encuentra conformado por pastizales, un bosque de especies exóticas y comunidades nativas, una reserva de agua, senderos para transitar y un parque recreativo. Para los que gustan de la naturaleza, nada más lindo que sentarse a tomar unos mates mientras baja el sol.
El año 2012 fue particularmente lluvioso en los meses de invierno, extendiéndose las precipitaciones hacia la primavera. Esta característica climática suele favorecer la presencia de una especie de mosquito característica de la región, que cría en charcos temporales de lluvia y en especial en pastizales, se trata de Aedes albifasciatus o mosquito de inundación. Este mosquito tiene la particularidad de estar adaptado a las bajas temperaturas, inclusive de invierno, y de allí que su distribución se extiende hasta Tierra del Fuego. Por lo tanto, no era necesario que llegara el verano para comenzar a sentir su presencia hacia fines del invierno y principios de la primavera.
La inauguración de la reserva coincidió con una temporada lluviosa y las picaduras muy molestas de Aedes albifasciatus alertó tanto a los visitantes como a los vecinos de los barrios linderos. Esa situación y probablemente la memoria emotiva sobre “mosquito = dengue”, confluyeron en un fuerte reclamo de los vecinos a las autoridades municipales. Pero a diferencia de otras oportunidades, en vez de consentir la petición vecinal de “¡Hay que fumigar la reserva! ¡Prevengamos el dengue!”, las autoridades de la reserva y del municipio actuaron con consciencia ambiental y nos consultaron sobre que se podría hacer frente a esta problemática. La primera medida de nuestra parte fue informar casi con certeza que los mosquitos que estaban molestando a la población no eran de la especie Aedes aegypti. La segunda fue realizar muestreos de larvas y adultos durante la primavera-verano. Los resultados demostraron una importante diversidad de especies con predominio de Aedes albifasciatus, y una ausencia efectiva de Aedes aegypti. Por último, los fines de semana, cuando la reserva recibía mayor concurrencia, se realizaron charlas informativas sobre dengue y sobre la biología y ecología del vector.
Pese a la actual situación de transmisión de dengue, chikungunya y Zika en la región, los vecinos no han vuelto a pedir la fumigación de la reserva. Nos preguntamos si se trata de ¿Un avance en la conciencia ambiental? ¿Más y mejor información? ¿O son resultado de lluvias escasas que afectan negativamente las abundancias de Aedes albifasciatus? ¡Esperemos que sean las dos primeras!
Maximiliano J. Garzón
Grupo de Estudio de Mosquitos
EGE-IEGEBA,FCEyN-UBA CONICET