La forma más común del dengue

Reflexiones Ambientales Urbanas (40)

¿Por qué continúan las epidemias de dengue a pesar de las acciones de bloqueo? ¿Cuáles son los síntomas más probables de un enfermo de dengue? De la misma manera que la introducción de una persona virémica en un ámbito urbano donde se reproduce el mosquito Aedes aegypti no garantiza que ha de producirse un brote en el lugar, no todo brote o foco epidémico ha de transformarse en epidemia. La dinámica propia de las epidemias es estocástica o azarosa. Esa estocasticidad está dada por imponderables como también por lo que se denomina estocasticidad intrínseca, es decir irreducible e inevitable, propia del fenómeno. Nuestra cultura (incluida la ciencia) está muy poco preparada para pensar en ella. Tendemos entonces a pedir y preguntar por imposibles. Por ejemplo ¿cuáles son los síntomas del dengue? MedlinePlus dependiente de la Biblioteca Nacional de Medicina USA nos ofrece la respuesta que buscamos.

La fiebre del dengue se inicia con una fiebre alta y repentina, a menudo de 40 a 40.5° C (104 a 105° Fahrenheit), de 4 a 7 días después de la infección.

De 2 a 5 días después de que la fiebre comienza, puede aparecer una erupción plana y roja sobre casi todo el cuerpo. Posteriormente en la enfermedad, se presenta una segunda erupción parecida al sarampión. Las personas infectadas pueden experimentar una mayor sensibilidad en la piel y sentir mucha molestia.

Otros síntomas abarcan

  • Fatiga
  • Dolor de cabeza (especialmente detrás de los ojos)
  • Dolores articulares
  • Dolores musculares
  • Náuseas
  • Inflamación de los ganglios linfáticos
  • Vómitos
  • Tos
  • Dolor de garganta
  • Congestión nasal

Pero si esta lista satisface a nuestras necesidades de información y a nuestras expectativas (juicios previos o prejuicios) tiene el problema de ser en buena medida incorrecta (lo “tachado” no es parte del cuadro clínico del dengue). La Organización Panamericana de la Salud se acerca un poco más a la verdad al distinguir entre dengue sin alarma (síndrome febril inespecífico), dengue con signos de alarma (El paciente puede presentar: dolor abdominal intenso y continuo, vómito persistente, acumulación de líquidos, sangrado de mucosas, alteración del estado de conciencia, hepatomegalia y aumento progresivo del hematocrito) y finalmente el dengue grave. Desde el punto de vista de la práctica médica esta clasificación parece tener más sentido, pero desde el punto de vista epidemiológico falta en ella la categoría más probable: dengue asintomático. Un artículo reciente (2015) nos explica la relevancia del dengue asintomático: tres de cada cuatro casos de dengue son de este tipo, se trata de personas que presentan un malestar menor que el producido por el “dengue sin signos de alarma” (o bien ningún malestar) pero que de igual manera reproducen el virus en sus cuerpos y lo transmiten a los mosquitos. Desde una mirada individualista estas personas no están enfermas, desde el punto de vista de la salud pública estas personas son parte de un proceso epidémico. Estos casos no llegan a las estadísticas, como no llegan tampoco muchos casos de dengue sin signos de alarma, que por asemejarse a otras enfermedades (es tan común escuchar “me siento como si me fuera a engripar”) no llegan a la consulta médica y sumado a estos, todas las dificultades e ineficiencias del sistema de notificación. Algunas estimaciones hablan de un caso notificado por cada 10 casos de dengue. Los procedimientos de bloqueo suelen llegar con marcada demora (semanas) reduciendo así la eficiencia de las ya ineficientes fumigaciones, y las tardías descacharrizaciones que ayudan a dispersar a los vectores portadores del dengue contribuyen también con su parte. Las acciones de bloqueo se deben realizar, pero debemos ser conscientes de que solo una grandísima dosis de suerte nos permitiría contener la epidemia con ellas. Solemos detectar la marcha silenciosa de la epidemia cuando una manzana infestada de mosquitos “se prende fuego” tal como lo describen las notas periodísticas ya citadas en Del patio limpio a la manzana saludable pero el dengue llego a estas manzanas circulando silenciosamente por muchas otras previamente. Es por eso que: ¡¡¡ no hay alternativa a la prevención!!!.

Cuando en un problema dominado por la incerteza actuamos como si tuviéramos certeza, el fracaso parece poco menos que inevitable.

Hernán G. Solari
Dinámica de Sistemas Complejos FCENUBA e IFIBA-CONICET.

Tomás Orduna
Director del Servicio de Medicina del Viajero, Hospital Muñiz.

Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos, EGE – IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET.

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Aedes aegypti, la estrategia de repartir los huevos entre distintas canastas

Reflexiones Ambientales Urbanas (38)

Las hembras del mosquito común (Culex pipiens) suele posarse sobre la superficie del agua y poner la totalidad de sus huevos (100 – 150) pegados entre sí, formando una estructura que flota sobre el agua (balsa). Una hembra de Aedes aegypti suele poner un número muy variable de huevos (dependiendo de los trabajos, entre una decena y algo más de una centena), colocados de forma individual sobre las paredes de los recipientes y por encima del nivel de agua. El gráfico refleja el comportamiento de puesta de huevos de Aedes aegypti en 23 sensores (de un total de 30 ovitrampas) que resultaron positivos en una semana de estudio. (Ver Reflexión 28 La Experiencia de Oro Verde – Entre Ríos). Como se trata de una experiencia en campo es imposible saber cuántas hembras aportaron huevos en cada ovitrampa. El patrón es similar al que se ve en muchos trabajos. Más de la mitad de los sensores (12) resultaron con muy pocos huevos respecto a muy pocas ovitrampas que presentaron muchos huevos. Esta observación es compatible con un mecanismo adaptativo (una estrategia reproductiva) donde la hembra reparte su descendencia en distintos recipientes que podrían no ser muy “seguros” para la especie. Desde el punto de vista de un mosquito que vive en ambientes urbanos, su adaptación a usar recipientes domésticos y repartir los huevos implica un riesgo a sufrir procesos catastróficos (de origen natural o artificial). Por ejemplo, si algunos recipientes quedarán al sol, el efecto de la temperatura provocará huevos cocidos o duros. Si el recipiente es dado vuelta y los huevos quedaran pegados en las paredes, por falta de agua esa cohorte no podrá eclosionar hasta una mejor oportunidad.

Si los huevos llegaran a eclosionar y todo el contenido es arrojado al suelo seco, las larvas perecerán. Si pasan desapercibidos para los humanos su éxito sería rotundo. Si los habitantes de las viviendas realizaran mínimas medidas de prevención puede ocurrir que una pequeña proporción de la descendencia sobreviva en otro recipiente que no se tuvo en cuenta. Este razonamiento vale también para los lugares donde no tienen efecto los métodos químicos de control. Los criaderos que llegan a ser exitosos para la especie (ya usados) quedarán marcados con olor a larva (hormonas o señales químicas) y atraerán a otras hembras para que aprovechen esos lugares “más seguros”. De esa forma se puede explicar las dificultades mencionadas en otras reflexiones para hallar todos los criaderos presentes en una vivienda (O8. Un hogar para mis mosquitos o de cómo criaba mosquitos en casa sin saberlo, 03 Lugares de cría poco comunes de Aedes aegypti). Las ovitrampas son muy sensibles para detectar la presencia de Aedes aegypti en la manzana (27 Tecnología de punta – en un sensor de presencia de Aedes aegypti) y es por ello que la eliminación total de los criaderos se puede “validar con la experiencia de lo comprobado y ya no sobre la abstracción” http://www.eldiario.com.ar/diario/interes-general/153428-la-uner-investiga-el-aedesaegypti- para-prevenir-sobre-datos-constatados.htm

Las acciones de eliminación de criaderos constituyen un excelente control de natalidad sobre las poblaciones de Aedes aegypti, sin embargo la detección temprana de la presencia de actividad (mediante estos sensores) puede favorecer la acción preventiva y solidaria entre vecinos para buscar los criaderos más difíciles y de esa manera llegar a convivir en Manzanas Saludables. El uso de los sensores implica haber adquirido conocimientos básicos sobre el vector y además asumir una responsabilidad ambiental de forma tal que la herramienta no se transforme en otro criadero más.

Trabajo responsable: esta herramienta de monitoreo no debe quedar expuesta más de una semana cada vez, para evitar que se convierta en otro criadero. Cuando no se utilice más, debe ser lavada con cepillo y agua hirviendo, guardada bajo techo y boca abajo para que no pueda acumular agua, o bien descartada.

Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos EGE – IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET

Elena Beatriz Oscherov
Vicepresidenta de la Asociación Parasitológica Argentina (Ex Profesora Titular de Biología de los Artrópodos y Biología de los Parásitos), FaCENA, UNNE Corrientes.

Raquel M. Gleiser
Ecología de Artrópodos CREAN-IMBIV, CONICET-UNC – Córdoba.

Nora Burroni
Grupo de Estudio de Mosquitos, EGE – IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET.

Hernán G Solari
Dinámica de sistemas complejos Física-FCEN-UBA e IFIBA-CONICET

Edgardo R. Marcos
Veterinaria en Salud Pública, Facultad de Ciencias Veterinarias, UBA.

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Aedes aegypti, el dengue, los mensajes desacertados y las falsas alarmas

Reflexiones Ambientales Urbanas (37)

Aedes aegypti volvió a ingresar a la argentina a mediados de la década de los ´80 y en menos de una década ya se encontraba en la mayoría de los barrios del oeste y sur de Buenos Aires. En el verano de 1997 se produjo un pequeño brote en Orán, Salta. Al año siguiente, se inició otro brote mucho más significativo. Ocurrió a lo largo de la ruta 34, con epicentro en Tartagal (Salta), desde Salvador Mazza (Salta) hasta Tucumán. Fue tan importante que el Ministerio de Salud de la Nación emitió el primer comunicado de prensa sobre dengue en la historia Argentina y en octubre de 1998 se lanzó el primer spot televisivo con intenciones de transmitir las medidas de prevención. El texto fue supervisado por biólogos de las universidades de Córdoba y Buenos Aires, estaba perfecto. Pero un diseñador gráfico, quizás con buenas intenciones, modificó el inicio del spot donde puso cinco palabras “dengue” que se movían como alas de un insecto. Luego de ello una enumeración de los síntomas de la enfermedad y las medidas más adecuadas de prevención. Quienes salimos al campo para relevar el estado de situación en las viviendas percibimos que la población estaba muy asustada: había interpretado que en ese entonces la palabra rara (dengue) era un mosquito que podía matar con sus picaduras. Al año siguiente, como no había muerto nadie, se pudo percibir una interpretación social de que se había tratado de una “falsa alarma generada por la política del gobierno de ese entonces”, “el mosquito dengue no mata”. Incluso se nos dificultó lograr explicar a los profesionales de la comunicación que había que separar los conceptos relacionados con el mosquito de la enfermedad (el dengue no es un mosquito). Los problemas conceptuales continuaron ocurrieron incluyendo a las máximas autoridades de salud de gobiernos siguientes. Continuó con una epidemia más generalizada iniciada tardíamente en 2009, eran tiempos de sequía, con epicentros en Charata (Chaco), la ciudad de Catamarca (rodeada por un desierto) y Buenos Aires en medio del humo producido por la quema de pastizales (para esa época) en las islas del sur Entrerriano. Para ese entonces, el efecto mediático de la epidemia ayudó a diferenciar al mosquito de la enfermedad. Pero todavía seguían los falsos conceptos sobre los lugares de cría (charcos, zanjas, lagunas, etc.) y el falso concepto sobre las fumigaciones como medidas preventivas. El tercer aviso, se dio a fines del 2015 con el inicio de una nueva epidemia, cargada ahora en marzo del 2016 con un coctel de tres virus distintos. El mensaje es algo más claro, ya se puede hablar de Aedes aegypti, aunque los medios de comunicación siguen confundiendo a la sociedad con las fumigaciones. Entonces la población lo exige y los funcionarios pretenden calmar los reclamos y conceden sus pedidos. Sin embargo deberían darse cuenta que frente un agravamiento de la situación epidemiológica los mensajes confusos pueden jugar en contra de su imagen. El esfuerzo debería apuntar a generar condiciones de hospitales seguros, escuelas seguras (con entornos libres de criaderos), resolver los basurales a cielo abierto o cementerios de chatarra en proximidades de población. Sumado al nerviosismo, se inventan audios con mensajes caóticos transmitidos por celulares donde mienten una situación de desborde en un hospital, generan alarma extrema del que solo beneficia al comercio de productos repelentes. Habrá que evaluar si el efecto de las falsas alarmas en realidad provoca efectos inesperados que desvían la atención contra las verdaderas medidas de prevención: eliminar y evitar la formación de criaderos en las viviendas de las manzanas de las zonas urbanas. ¿Tendremos que esperar nuevas epidemias de mayor impacto para darnos cuenta que los de problemas ambientales que afectan a nuestra salud solo se resuelven con un verdadero ordenamiento ambiental?

Nora Burroni y Nicolás Schweigmann
Proyecto “Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Grupo de Estudio de Mosquitos, EGE – IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET.

Elena Beatriz Oscherov
Vicepresidenta de la Asociación Parasitológica Argentina (Ex Profesora Titular de Biología de los Artrópodos y Biología de los Parásitos), FaCENA, UNNE Corrientes.

Leonardo Horacio Walantus
Proyecto “Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Mosquitos de Interés Sanitario” Centro de Investigaciones Entomológicas Parque Tecnológico Misiones.

Gustavo C. Rossi
Centro de Estudios de Parásitos y Vectores, CCT La Plata-CONICET-UNLP.

Edgardo R. Marcos
Veterinaria en Salud Pública, Facultad de Ciencias Veterinarias, UBA.

Raquel M. Gleiser
Ecología de Artrópodos CREAN-IMBIV, CONICET-UNC – Córdoba

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https://mosquitosargentina.wordpress.com/

Aedes aegypti y la tercera edad

Reflexiones Ambientales Urbanas (28)

En muchas grandes ciudades de la Argentina, y en particular en la Ciudad de Buenos Aires, se verifica que año tras año la población de más de 65 años de edad aumenta. Este dato se comprueba en la CABA desde el censo de 1960 en adelante, cuando esta población casi se duplicó, pasando de representar un 9,3 % del total a un 17,2 % actual. Además, el envejecimiento poblacional se ha visto complementado en los últimos censos con un marcado incremento de los mayores de 80 años, que de menos del 1,5 % en 1960 actualmente representan el 5 % de la población de la CABA.

Muchas de las personas muy mayores viven en soledad, en viviendas que ya no pueden mantener ordenadas con sus propias fuerzas. Este grupo constituye un sector vulnerable de la sociedad. Las estructuras edilicias que se dañan ya no las pueden arreglar. Desde la casita más humilde, donde acumulan agua en barriles o tambores de 200 litros como única fuente de agua y que no pueden volcarlos para limpiarlos, hasta las viviendas residenciales con parque o jardín cuyo mantenimiento les resulta imposible hacerlo en forma personal, y dependen de poder contratar personal auxiliar o de la ayuda de sus familiares para concretarlo.

En algunos casos, y por hábitos y costumbres, suelen acumular agua de lluvia que cae desde el tejado en baldes que ya no pueden levantar. En otros casos, quizás tienen una cisterna pluvial -ubicada bajo nivel que ya no revisan. Pueden tener alguna canaleta del techo tapada de hojas, a la que ya no pueden acceder para mantenerla limpia. Suelen tener infinidad de plantas enraizando, puestas en recipientes con agua, que no suelen renovar con la frecuencia indispensable.

Todos estos ejemplos ofrecen condiciones para la acumulación de agua y que pueden transformarse en criaderos de mosquitos, especialmente Aedes aegypti, el vector de la fiebre amarilla urbana, el dengue, el chikungunya y el Zika, transformándose en potenciales riesgos sanitarios propios y para el resto de la comunidad. Algunos barrios dan testimonio de esto, mostrando índices altos de infestación de vivienda y de presencia de criaderos, en zonas urbanas con casas medianas a grandes habitadas por personas mayores.

Existen familiares que suelen visitar habitualmente a sus mayores y podrían ayudar a detectar estos potenciales sitios de cría y multiplicación de mosquitos, y proceder a su eliminación. En otros casos, cuando los adultos mayores no tienen familiares, existen grupos solidarios de vecinos, de ONG´s, de centros de jubilados o de distintas religiones, que suelen visitarlos para entregarles un tiempo de cariño y compañía. En estos casos, también sería recomendable que tomen en cuenta este tipo de problemas que suele darse en las temporadas cálidas del año.

También debemos considerar que las personas de la tercera edad tienen lo suyo para aportar a la solución del problema: suelen tener más tiempo libre, ganas de colaborar y mucha experiencia. Por lo tanto tenerlos en cuenta a la hora, por ejemplo, de cuidar a la familia con sus consejos, o ser difusores de la temática (muchos de ellos utilizan tanto las computadoras como los celulares para estar en contacto con sus allegados). Es indispensable sumarlos, hacerlos activos partícipes de su bienestar y de la comunidad, en este como en todos los temas ellos tienen mucho que aportar. Seguramente nos sorprenderán desde sus conocimientos y experiencia. Démosles el protagonismo que merecen.

Ellos forjaron nuestro futuro. A nosotros nos toca forjar el de los que nos suceden. Nuestros mayores merecen todo el respeto y solidaridad para vivir dignamente y estar protegidos ambientalmente ante la posibilidad de enfermar por alguno de estos virus.

Edgardo R. Marcos
Veterinaria en Salud Pública. Facultad de Ciencias Veterinarias, UBA.
Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos, EGE-IEGEBA, FCEyN -UBA CONICET
Leonardo Horacio Walantus
Proyecto “Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Mosquitos de Interés Sanitario, Parque Tecnológico Misiones
Raquel M. Gleiser
Ecología de Artrópodos CREAN-IMBIV, Centro de Investigaciones Entomológicas, CONICET-UNC – Córdoba

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Dengue: debemos prevenirnos de los mensajes equivocados

Reflexiones Ambientales Urbanas (27)

Nota original publicada el 4 de marzo de 2016

En la nota publicada por Infobae donde se refieren al Grupo de Estudio de Mosquitos hace referencia a las líneas de investigación del grupo: http://www.infobae.com/2016/03/04/1794353-en-que-barrios-la-ciudad-circula-elmosquito-del-dengue Si bien los lineamientos de la nota tratan de ser objetivos, debemos señalar errores conceptuales que deberían ser corregidos y tenidos en cuenta por el periodismo en general.

a) El titulo pretende captar la atención del público. Sin embargo, es impreciso cuando se refiere a los barrios donde circula el mosquito: El mosquito no circula, están en las manzanas viviendo tranquilos hasta que decidamos actuar responsablemente. El término “circula” se usa para el virus, por lo cual puede generar confusión entre la enfermedad y el mosquito. La presencia del mosquito implica riesgo, pero no necesariamente tiene que estar infectado.

b) Primera foto donde se muestra a un operario fumigando. El epígrafe dice:” Operativo de fumigación para prevenir la propagación del mosquito Aedes Aegypti”. Este es el típico concepto equivocado que confunde a la sociedad. La prevención correcta es la eliminación de los criaderos. La fumigación debe aplicarse solamente en los casos cuando hay indicios ciertos de existencia de transmisión (casos).

c) Segunda foto donde se muestran mapas. El epígrafe dice:” Distribución de la población de dengue en la ciudad de Buenos Aires”. Dicho mensaje puede producir innecesariamente conmoción en la sociedad. No se trata de la distribución del virus dengue en Buenos Aires sino de la presencia del mosquito, que hace 18 años se encuentra presente y constituye un riesgo, pero no necesariamente transmisión. Por ello es que se viene explicando que el virus llega a partir de una persona infectada (por ejemplo vuelve de vacaciones) e infecta a los mosquitos de la manzana donde vive. Los mapas muestran distribución de presencia, no del virus.

La nota fue repetida en http://www.girabsas.com/nota/19257/ Los periodistas resumieron mal los contenidos de la página web del GEM y entrevistaron a una especialista. Por desconocimiento en el tema, al intentar sintetizar, incurrieron en errores conceptuales graves. Consideramos que el periodismo, en general, debe investigar con rigurosidad profesional este tipo de temas. No puede tomarse a la ligera, porque está en juego la salud de las personas. Alarmar a la población sin sentido no se traduce en respuestas saludables. Esto es un equivalente al audio de WhatsApp que ha circulado por los celulares el pasado 29 de febrero-1 de marzo que solo genera una primera fase de angustia para posteriormente hacer decaer la atención en las medidas preventivas. Los medios deben dar mensaje con propuestas ambientalmente saludable en vez de proponer mensajes apocalípticos.

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Nora Burroni
Nicolás Schweigmann
Grupo de Estudio de Mosquitos Grupo de Estudio de Mosquitos
FCEyN- UBA – EGE /IEGEBA-CONICET